jueves, 17 de febrero de 2011

El enano del tren

A bordo de un tren, un pasajero leía tranquilamente un diario , cuando ve pasar por el pasillo a un enano hecho una furia con dos valijas que rozaban el piso, todo colorado y puteando a viva voz.
"La recontra putísima madre que me parió y la retrochacon de mi hermana y me cago en Dios"
Este lo mira con atención y ve cómo se aleja.
A los dos minutos vuelve a pasar, para el otro lado del pasillo, hecho una furia.
"La recontra putísima madre que me parió y la retrochacon de mi hermana y me cago en Dios y en todos los trenes"

Después que hubiera pasado mas de diez veces, el pasajero intrigado lo encara.

"Que te pasa, viejo?"
"Es que me equivoqué de tren, este es el directo a Luján y tengo que bajar en Moreno, voy a llegar tarde a una reunión y me cago en que no leí bien el cartel"

Al pasajero le da tanta lastima, el pobre enano con sus dos valijotas que le tira una propuesta.

"Escuchame, vamos a hacer esto cuando el tren pasa por la estación reduce un poco la velocidad, entonces yo te doy una mano para que bajes"

El enano desesperado acepta. Cuando llega la estación y el tren baja la velocidad a unos 80 Km/h el pasajero lo toma al enano de los hombros asomados los dos por la puerta del primer vagón y lo empieza a acercar a la plataforma, el enano como loco movía las piernitas intentando igualar la velocidad del andén, hasta que le grita al pasajero.

"Largame loco, que ya puedo"

Y ahí nomás lo suelta al enano con sus dos valijas hecho un bólido en el andén a toda carrera y plena velocidad.
Satisfecho de su obra de bien vuelve a sentarse y disfrutar de su diario cuando a los pocos minutos lo ve pasar de vuelta al enano por el pasillo, descontroladísimo, todo transpirado, despeinado, babeando, los ojos desencajados y arrastrando sus dos valijas.

"La recontra putisíma madre que me parió y la retrochacon de mi hermana y me cago en Dios y en todos los trenes"

Intrigadísmo le pregunta

"Qué te paso ahora, que haces acá?"

A lo que el enano lacónicamente responde

"Venía bien, venía bien, ya estaba en el final del andén pudiendo frenar el sprint y viendo cómo parar del todo, cuando el pelotudo del guarda que venía en el último vagón al grito de "Vamos enano que perdés el tren" me manoteó del forro del orto y me subió de nuevo.

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